Saca de la Caja

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Poemas, Obras y Escritos que se encuentran por Internet, que son creaciones del Corazon.
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El sendero de la noche

Hoy tuve un sueño maravilloso.

Esta vez no fue un sueño lleno de grandes montañas o muchos amigos, más bien fue uno de un rencuentro con quien soy.

Esto se desarrolla en la noche.

Hubo mucho antes, como muchas veces, pero ya no lo recuerdo. Solo me acuerdo que estaba en casa de mi abuela Ana, ya iba de salida, y cuando salí, el plano había cambiado. Frente a la calle no estaba lo que se supone. No.

Había un monte, era césped muy crecido y muy tupido, muchos árboles y plantas entre la crecida e incruzable maleza. Pero no era un obstáculo; había un camino para que la gente pudiera cruzar sobre ella, el suelo era uno cubierto de mosaicos de piedra, las paredes también eran de piedra, de metro y medio de alto, lo suficiente para contener la inescrutable maleza y abrir una vereda en medio de la espesura para el tránsito de la gente.

La casa de mi abuela no lo era más. Era el Tec, mi instituto tecnológico. No sé si la historia habrá cambiado súbitamente y yo sólo la asimilé, o si olvidé el cambio, pero ahora yo estaba saliendo del tec, tenía que llevarme muchas cosas, llevaba una mochila, otras cosas que tenía que meter, otra bolsa de plástico transparente en la mano con ropa (¿era ropa?); mientras tanto, me preguntaba si habría olvidado algo.

Tenía que cruzar ese sendero entre el bosque para seguir mi destino. No me di cuenta en el momento en que empezó a llover; era una lluvia media, ni suave ni fuerte; era una que te mojaba y soplaba aire fresco. El ambiente era de tranquilidad.

Me situé frente al camino para iniciar y vi que el camino iba en bajada. No era ninguna pendiente, rampa mortal o descenso peligroso, era sencillamente una inclinación que marcaba una pauta en descenso. Comencé a caminar, la pendiente era muy cómoda, y había de vez en cuando un descanso de, quizá, unos 5 o 6 pasos en línea recta antes de reanudar la pendiente nuevamente. No recuerdo la longitud, debían ser unos 3 minutos a pie.

Cuando bajé, recordé que había olvidado algo. Dejé mis cosas cerca de donde terminaba la bajada y volví a subir, tomé lo que había olvidado y volví a bajar, preocupado por las cosas que había dejado, y con el pendiente de si había olvidado algo más. Cuando estuve abajo... no recuerdo mucho... pero hubo más confusión, y volví a subir nuevamente.

Cuando estuve en la parte de arriba nuevamente, fuera del camino, un sentimiento de simplicidad llegó a mí; como una revelación. Me vi a mi mismo, decepcionado por mis preocupaciones; no recordaba ya qué es lo que había olvidado, y no me esforcé. Me olvidé de lo que estaba abajo, no importaba si me lo robaban. Sólo quería dirigirme... a mi destino.

Percibí la realidad tal cual era: una noche fresca, con lluvia, una maleza fuerte y espesa frente a mí, separándome de mi destino, y un camino de tranquilidad que se abría justo en medio de ella. Dejé todo atrás y lo comencé a transitar.

De pronto me encontraba desnudo. Caminando a paso ligero por la senda, oscura una vez uno se adentraba, alumbrada pobremente por las luces del inicio y el final. Solo me sentía yo, y me sentía sin ropa, mojado por la lluvia, caminando en un lugar público, y sin temor a nada, sin vergüenza por nada. Fue maravilloso.

Cuando estaba por terminar el camino, sentía que no debía nada. Vi mis cosas al final, mi carga. Ya no me importaba, ya no la deseaba, ¡que se mojara!, ¡que se mojara toda!


Un lapso después, tenía que ir al tec, fui, no recuerdo a qué, pero no era importante, lo sé. Ya era de día, y yo me di cuenta en el sueño de que "me había sorprendido la mañana" en toda mi aventura de cruzar hacia mi destino, el cuál, por cierto, nunca supe.

Dejé el mundo natural en el que me encontraba y volví al mundo, ese que llaman "el real". Estaba en el tec, tuve que volver, no recuerdo a qué banal asunto. Tenía que ver con mi ropa y algo más. Vi a un vago queriendo robar mi bata de química y mis demás ropa que traía en la bolsa. En cuando las abandoné, creyó que nadie las vigilaba, y vi cómo se acercaba de forma artera y baja, viendo a todos lados, y agarrándola rápido. Cuando fui por él solo me la dio, mostrándome que no le importaba. No recuerdo qué hice, si denunciarlo o ir con él directamente; solo recuerdo que lo increpaba y él me respondía muy violentamente. Yo le advertía enérgicamente y él pasaba directo a los golpes. La cosa no pasó a mayores porque sus golpes no eran fuertes, pero me sentí frustrado por la basura mundial que ese tipo representó, e incómodo. Después él se fue, y yo también. Mientras me alejaba, oí cómo una fila entera de chicas pensaba que yo era atractivo, por vestir bien, por no rebajarme ante el nivel de aquel animal y por saber salir airoso de esa confrontación. Me hicieron un halago al que yo di una buena respuesta, pero por el estado en que me encontraba, no salió del mejor humor, me sentí algo apenado e incómodo por la forma en que había salido mi respuesta. Después seguí mi camino, retirándome de ahí.

Más allá de eso no recuerdo mucho, solo me acuerdo de esa vereda nocturna, donde transitaba sin más de lo que realmente necesito.
Por 

Fuente : Mis Pesadillas

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