Saca de la Caja

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Entre turquesas y violetas

Ahí estaba otra vez, agitando sus alitas color turquesa.
Sobre el césped -escarchado- el pequeño pajarito intentaba volar alto, como el resto de la bandada; pero, cada vez que lo intentaba, solo conseguía elevarse unos cuantos centímetros para luego caer al suelo. Es por eso que el pequeño sólo probaba volar sobre suelos blandos y explanadas. Era un lugar seguro de estar.

Levantó su cabeza y observó. Un gran paño verde cubría todo a su al rededor. El sol comenzaba a asomarse por el horizonte, era inevitable que el día comenzase nuevamente. Un par de rayos impedían que pudiese ver todo con claridad, lo que hizo que sus ojos violeta parpadearan hasta lograr acostumbrarse a la luz.

Brillaba todo a su alrededor, comenzando a derretir los pequeños cristales debajo de sus pies. Hacía mucho frío.

Giró sobre si mismo, intentando escoger el mejor lugar para comenzar. Raro, porque hasta entonces, el lugar no había sido el problema.  Mientras daba vueltas, veía cómo la punta del césped formaban círculos a su alrededor.  Después de mucho girar, palpar el suelo mojado -ya se había derretido la escarcha- y moverse centímetros a la izquierda y a la derecha, se decidió por un lugar.

Inspiró aire y su pequeño pecho emplumado se hinchó. Lo contuvo en su interior mientras se auto-convencía de lo fuerte y capaz que era.
Inesperadamente soltó el aire.
No... a lo mejor no era tan capaz como intentaba hacerse creer, al fin y al cabo, había fracasado tantas veces ya. No sabía ni siquiera para qué seguía intentándolo.
Aunque la verdad es que sí. Lo sabía muy bien. Han sido años que ha soñado con este momento, volar.  ¿Qué podía hacer tan diferente al pequeño pajarito teñido de turquesa?

Cerró sus ojos e intentó no pensar en esas cosas. Ya estaba ahí, a punto de emprender vuelo. ¿Quién sabe si esta vez sí lo conseguía? Se preparó nuevamente.
Inhaló profundamente, en dirección al sol que se erguía majestuosamente. Por debajo de sus párpados podía sentir la luz y el calor que ésta transmitía. Su piel se erizó, haciendo consciente la presencia de todo su cuerpo. ¡Se sentía vivo!

Abriendo sus alas, permitió pasar los rayos de luz, que, traspasando sus plumas, lo convertía un ser traslúcido y frágil. Del turquesa pasó a un verde cálido, gracias al amarillo del sol.
Aún con el aire en sus pulmones, comenzó agitar sus alas y a correr en dirección al Sol. Sus pies se helaban a medida que avanzaban y el olor a  tierra mojada se impregnaba en él. Su corazón palpitaba rápidamente -beats fastly- aumentando el ritmo de su respiración, pero siempre con la vista al frente y sin dejar de agitar sus alas.
Sentía miedo, sí. ¿Resultaría esta vez?

Respiró profundamente antes de dar un gran salto y comenzar a volar. Su corazón de aguantaba la emoción, batía sus pequeñas alitas, formando círculos en el cielo. El sol se recortaba bajo su silueta turquesa. Su pecho rebosó de alegría y emoción, mientas que el viento le enseñaba el camino del cielo.

De repente, algo comenzó a fallar, siendo su cuerpo muy pesado para ser resistido por las pequeñas alas turquesas. Se esforzó, hay que decirlo, pero fue demasiado el peso que no pudo aguantarlo. Y así el pequeño pajarito de ojos violetas giró sobre si mismo, tal cual una hoja que cae de un árbol, acabando en un colchón verde y mojado.

Se despertó decepcionado, junto al fuerte aroma a tierra que ahora se hacía inevitable, pues  su cabeza reposaba en el suelo mojado.

Avanzó a la orilla de un lago, sintiendo cada paso como un recordatorio de su derrota, Se acercó a la orilla cristalina, la cual resplandecía ultramar gracias a nuestro majestuoso sol, y mientras bebía del manantial, notó algo raro en su cuerpecito turquesa. ¡No era del todo turquesa!  Todo su tronco estaba cubierto de un cascarón blanco invierno. Por primera vez lo percibió. Todo este tiempo había estado vestido con un cascarón de piedra que le impedía volar.

Cascarón, escudo. Escudo, espada.

Entre turquesas y violetas, el pajarito se escondió y bajo un escudo de piedra se cobijó.

Fuente : Don´t be Care to Shine


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