Que nunca, en mi vida,
se anteponga una pequeña colina
ante la gran cumbre que arriba me espera.
Que, lo que tengo entre manos,
no me obstaculice para trabajar
por aquello que me aguarda en el alto cielo.
Que, mi avaricia, sea el tenerte a Ti,
el poseerte a Ti, el conservarte a Ti,
frente a otras monedas de cambio
que dejan tristeza y ansiedad en mi camino
QUE NO SEA NECIO, SEÑOR
De creer que, la luz artificial,
es más brillante que la del sol
Que, mi abrazo definitivo contigo,
no vale nada comparado con los amores del mundo
Que, el tesoro que me aguarda el día de mañana
no merece la pena ser buscado y conquistado.
QUE NO SEA NECIO, SEÑOR
De pensar que soy pobre si no tengo
ni de soñar con ser rico teniendo lo que no poseo
Pues bien sé, mi Señor,
que mi vida, es más vida,
cuando disfrutando con lo que Tú me regalas
lucho por vivir con la luz de tu Palabra
con la gracia de tus sacramentos.
Ayúdame, Señor, a no ser necio:
a no arrodillarme frente a ningún “dios” fuera de Ti
a no dejarme seducir por riquezas efímeras
a buscar, el caudal que llueve todos los días
por el Espíritu Santo que habita en mi alma.
Amén
(por Javier Leoz)
se anteponga una pequeña colina
ante la gran cumbre que arriba me espera.
Que, lo que tengo entre manos,
no me obstaculice para trabajar
por aquello que me aguarda en el alto cielo.
Que, mi avaricia, sea el tenerte a Ti,
el poseerte a Ti, el conservarte a Ti,
frente a otras monedas de cambio
que dejan tristeza y ansiedad en mi camino
QUE NO SEA NECIO, SEÑOR
De creer que, la luz artificial,
es más brillante que la del sol
Que, mi abrazo definitivo contigo,
no vale nada comparado con los amores del mundo
Que, el tesoro que me aguarda el día de mañana
no merece la pena ser buscado y conquistado.
QUE NO SEA NECIO, SEÑOR
De pensar que soy pobre si no tengo
ni de soñar con ser rico teniendo lo que no poseo
Pues bien sé, mi Señor,
que mi vida, es más vida,
cuando disfrutando con lo que Tú me regalas
lucho por vivir con la luz de tu Palabra
con la gracia de tus sacramentos.
Ayúdame, Señor, a no ser necio:
a no arrodillarme frente a ningún “dios” fuera de Ti
a no dejarme seducir por riquezas efímeras
a buscar, el caudal que llueve todos los días
por el Espíritu Santo que habita en mi alma.
Amén
(por Javier Leoz)
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